Brighton ~ Longroy //
Llevo varios días tirándome unos pedos muy sonoros continuamente. Hay mucho viento desde que he entrado en Francia.
Se me está acabando todo, muriendo todo estos días. Esta mañana me encuentro la colchoneta inflable desinflada… Estoy avanzando muy lentamente. Falta de amor/energía. Me planteo dejarlo todo para trabajar en un grupo. Necesito un gran cambio. Desprenderme de un montón de cosas que aunque hago esfuerzos por reducir al máximo aún tengo cosas que no me sirven para nada. Tengo necesidad de contarlo todo. A veces mientras vivo, quisiera contarlo a la vez. Todo es espectáculo, esto lleva a la muerte de la vida. Necesidad de orden al viajar, pero levantarme cada día pronto para pedalear y hacer la rutina que pretendía cuando estaba en la caseta de pescadores me ha resultado imposible hasta ahora. Es como que no es mi naturaleza. El contacto con la naturaleza me hace ser más humano.
Dejo bastantes cosas que no estoy usando o que uso pero que están muy hechas polvo dentro de un saco de plástico naranja enorme que llevaba encima. Durante las primeras horas de la tarde me voy desprendiendo de estas cosas de forma consciente. A la del camping le dejo un adaptador de enchufe inglés y un libro de Poe en español. Lavando los platos, le doy una camiseta de bici que me dio Toni y que me aprieta a una mujer. El plástico lo tiro en Eu, en un contenedor, en donde hablo con un hombre que me indica el camino a seguir para Longroy.
Salgo del camping a las 14:00 h después de ordenar todo de una forma nueva y desprenderme de un montón de cosas. Voy al bar de anoche y el camarero, un flaco que me encanta, me invita a una cerveza y un croissant. Ve que no tengo dinero y me lo deja todo muy barato. Me siento pobre y me siento bien, querido. De Cayeux-sur-mer voy por un horrible camino de piedras como media hora hasta Ault. El mar está muy bravo y hay viento. Subo una carretera el acantilado hasta Mers-les-bains y Trèport, ciudades separadas sólo por el rio Bresle, que en su desembocadura está canalizado y forma un puerto.
Dejo varios días de océano, de los que salgo diferente, más ligero, con las cosas más claras, con perspectiva, que es lo que buscaba al venir aquí tras salir de Londres y comenzar a sentirme raro. Cada vez que salgo de un hogar me siento raro al tiempo. Necesidad de hogar, según los sueños de los últimos días. Mi intención ahora es ir a París, donde veo claro que soy bienvenido por Clem. Voy a ir por el camino más corto, sin pasar por Rouen ni por Amiens, por en medio, siguiendo el Bresl. Iré a Beauvais, donde hay una super catedral.
Veo en el mapa un lugar llamado Longroy en el curso del río, rodeado de bosque y se me antoja que pararé ahí a dormir cuando paro en Eu para reciclar al preguntar a un hombre. Tiene un nombre como Logroño, a donde empiezo a tener muchas ganas de ir.