2015.09.08

Gelsa ~ Escatrón //

∞ Sueño ∞
Toni V y yo nos acariciamos el uno al otro con los dedos de los pies. Es muy agradable pero tengo que controlar para no tener una erección. Toni es mi hermano, mi amigo.
Amanecer en Gelsa

Me despierto aún de noche y mientras amanece me dedico a recoger la basura que veo a mi alrededor, que por cierto, es mucha. Llego hasta Gelsa por la carretera y mientras entro al pueblo la banda municipal, a la que saludo, con su alegría hace evidente que estamos en fiestas. En la plaza mayor la gente comienza a activarse pero noto un ambiente un tanto extraño, como de sueño, como si aun estando despiertos, aún mantuviéramos nuestro espíritu en la noche. El churrero preparado en su puesto de churros, una pareja de chinos terminando de montar la terraza de su bar, algún viejo sentado en un banco… No hay comunicación verbal entre la gente, aunque sí noto alguna mirada furtiva o dormida. Todavía es muy temprano y los actores de la representación de hoy están a la expectativa de que empiece la actividad diaria pero se les nota entre tensos o perezosos. Me siento como en un escenario los momentos antes de que empiece la función.

Al tirar la basura, encuentro sobre el equipaje un folletito de anzuelos que se ha enganchado entre mis cosas y esto me da la idea de que ya que estoy en el Ebro ¿porqué no probar a pescar?

Busco algún lugar para comprar algo de comida y pregunto a una chica, que me dice que «está todo cerrado porque es La Virgen, bueno, excepto lo de los moros…». En la tiendecita del moro compro cacahuetes, pan y zumos, suficiente para desayunar porque para cuando más tarde tenga hambre, estoy decidido a pescar algo en el río.

Voy muy a gusto hasta Velilla bordeando el río y desayuno en el pueblo hacia las 11:30 h. Continúo  pedaleando y tras pasar junto a un molino bastante restaurado que podría ser de origen árabe, pierdo el camino y penetro en una playita semi-oculta por la maleza en donde encuentro algunos restos que alguna vez pertenecieron a un pescador. Me llevo una pequeña red que aún está en buenas condiciones y sigo una senda bordeando la montaña que requiere de un cierto nivel técnico y que disfruto bastante gracias a que ya me he liberado del carro. Aparezco en un pueblo bastante despoblado: Alforque y de ahí, por carretera a otro similar, Alborgue en donde visito una nevera de origen árabe.

Por una pista llego a Sástago, un pueblo bastante más grandes que los anteriores y con más actividad. Entro a comprar agua en la gasolinera y, viendo un montón de cañas y de instrumentos de pesca, me doy cuenta de que hay una gran afición por la pesca en estos lares. Le compro un anzuelo a  la vendedora y ante mi interés y mi total desconocimiento sobre cómo pescar me sugiere que vuelva a pasarme más tarde. A las 16:00 h comienza el turno de trabajo de su compañero, gran aficionado a la pesca, en el taller de reparaciones de coches de al lado y él podrá darme algunos consejos. Cuando ayer le hablaba de mi viaje a Carmen, la camarera del bar de Pina, me sugirió que fuera a visitar a una compañera suya que trabaja en las piscinas, así que mientras hago tiempo paso por las piscinas donde enseguida encuentro a Wendy, una hondureña que hace años que vive por la zona. Me estaba esperando y, como es hora de comer, me invita a comer un bocadillo como el de ella, lo cual agradezco mucho porque me estoy quedando sin dinero.

Tras pasar por la gasolinera y entrevistarme con el pescador-mecánico, continúo por pista hacia Escatrón y, antes de llegar a este pueblo, decido acampar pronto, como a las 18:00 h, en un lugar de terrazas de cultivo, higueras y olivos que alguna vez debieron pertenecer a alguien pero que ahora parecen olvidados. Es un lugar bastante amplio, cerca del camino pero donde puedo permanecer oculto y al lado del río por si quiero pescar. Planto la tienda y me acuesto pronto.

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