2006.08.01

∞ Sueño ∞
Desde un camino elevado en la montaña, junto al mar, observo a mi izquierda el pueblo de Sitges. Avanzo por el camino hacia el pueblo, dejándome llevar por una fuerza que me empuja. Me encuentro con un extraño chico. Al principio es alto, pero según va avanzando la historia es de mi altura. Vive en la montaña. Su hogar consiste en tres grandes zanjas rectangulares, profundas, como enormes y oscuras tumbas que contrastan con la brillante luz del exterior. El chico me propone dormir con él en esta extraña casa y yo acepto encantado. Nos metemos dentro y pasamos un buen rato cubriendo las zanjas con una estructura de madera para que no entre luz. Tenemos un escarceo sexual: nos frotamos unidos por la espalda mientras contemplamos el trabajo hecho.

Cambio de escenario. Estoy en un banquete. Ahora en vez de zanjas hay varias mesas rectangulares. Yo estoy sentado en una, con los viejos del lugar. Me pregunto qué hago rodeado de los más viejos. Unas mujeres morenas vestidas con túnicas blancas me dan instrucciones sobre cómo comportarme en esta nueva y extraña sociedad. Son unas mujeres sabias, como la conciencia del lugar. Pese a ello me siento extraño, no comprendo los códigos de comportamiento de la gente. Nos sacan la cena. Entre la comida destacan unas columnas hechas de pudding de lentejas. Son blandos y gelatinosos rectángulos muy altos que, como rascacielos orgánicos se mecen al viento.

Película de época. Renacimiento. Viaje épico. Charo López es la protagonista. Va vestida con un traje largo de terciopelo púrpura. Aparece en actitud reflexiva, sentada en su habitación. Después se sube a un caballo y emprende un viaje en dirección a mí. Al principio se siente incómoda, gorda, vieja, pero enseguida se adapta a su nueva situación y se perfila en su rostro una sonrisa de seguridad.

En un colegio inglés, antiguo, doy clases a niños. El ambiente es alegre pero yo estoy preocupado, me siento como volviendo al pasado. Me cuesta mucho encontrar el aula que me asignan y mientras me dirijo a ella, veo dibujos míos clavados con chinchetas en las paredes. Me sorprende que aún, después de los  años, haya dibujos míos en este centro educativo. Me siento en casa. Finalmente encuentro mi aula, es muy tarde. Es enorme, gótica, como una antigua facultad de medicina, todo de madera. Está llena de niños. Me disculpo por llegar tarde pero parece que a ellos no les importa, están en grupos escuchando música. 

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