Estos días de mediados de septiembre empiezo a plantearme una manera diferente de dejar de fumar, al menos de reducir la cantidad de cigarros. Me hago con unos gramos de gordolobo, una hierba que he leído en algún lado que puede fumarse y que, combinada con tabaco, hace que el contenido de este último ingrediente que me lleva por el camino de la amargura sea menor en cada cigarro. El hecho de complicar el acto de la manufactura añadiendo a la mezcla hierbaluisa y hierbabuena hace de paso que fume menos. También, de vez en cuando, le añadiré marihuana recién secada de la que tengo bastante cantidad ahora.
Son días de higos en el huerto. Tengo excedente así que preparo mermelada, y también de limón.
Mi viaje a Logroño va atrasándose. Como ya va siendo habitual, antes de salir necesito tenerlo claro, sentirlo y, ahora mismo, aún siento que tengo que hacer cosas aquí, especialmente dejar la cabaña preparada para el invierno. (…)