Saint Sulpice d’Excideuil ~ Montignac //
Ha estado toda la noche lloviendo intermitentemente desde que me metí en la tienda aunque poder haberme refugiado en la ha sido una bendición después del picotazo del bicho que me hizo ver las estrellas en medio de un anuncio de temporal con viento, rayos, el móvil que se apagaba y se volvía a encender…
Me pongo en marcha andando, tras romper la válvula de la cámara de aire al intentar hinchar la rueda. Voy cantando, contento, hacia Excideuil, que está a cinco kilómetros pero la rueda se va rompiendo por momentos. Primero la cámara de aire se engancha en el eje y se destroza. Luego, el neumático va sufriendo del peso directo sobre él al rodar. Cuando llego a casa de Richard vemos entre los dos que está dado de sí y ya no sirve. Voy sufriendo por la rueda, sería fatal que se doblara la llanta y, como siga así es probable que pase. En un momento, mientras pienso esto, veo salir una furgoneta blanca de un camino y girar entrando en la carretera que estoy siguiendo. El conductor me mira y le hago una señal de que pare. Mi esperanza es que pueda llevarme algo de equipaje al pueblo para así ir yo más ligero empujando la bici. El tipo, que me recuerda a Fernando, con el pelo largo, con pinta agreste, me indica que vaya a su casa y que le espere diez minutos que vuelva del pueblo con algo de comida. Me quiere ayudar a arreglar la bici. Cuando viene, comparte su comida conmigo y, aunque al principio se muestra reacio a darme sus cosas, al final me voy de ahí con la bici reparada con una cámara nueva, un neumático nuevo y casi con una cámara de repuesto. Quiero pagarle pero no acepta el dinero y a cambio me dice que le hable de mi viaje, le envíe fotos. El tío ha sido un ángel. Está acostumbrado a andar y a ir en bici. Ha hecho el camino de Santiago. Estuvo bien pararle a él y no a otros que vi un poco antes.
Ya comido ¡Bien! continúo a Excideuil, me compro un mapa y continúo con la bici arreglada con un neumático con muy buen dibujo. El mío ya estaba muy deteriorado y había que cambiarlo. Continúo por carreteras locales y un bonito paisaje por el bosque hasta Tourtoirac, donde me equipo para la lluvia porque ya me estoy calando. Estará todo el día lloviendo ligeramente y yo bajo la lluvia. En Hautefort compro comida pero estoy muy poco. A partir de La Bachellerie empieza a llover fuerte. Como tengo la tienda mojada y la colchoneta que no acolcha voy pensando en buscar un lugar abierto para dormir esta noche, quizá antes de Montignac, junto al río. Pero al final llego hasta Montignac completamente empapado. Doy varias vueltas por el pueblo, considero varias opciones para dormir, entre ellas una sala de fiestas a la entrada del pueblo, pero la descarto porque está muy frecuentado, hasta que encuentro, junto a la sala de fiestas, al lado del puente sobre la Vezère, una pequeña zona agrícola con casas, huertas, donde veo un cobertizo con paja en donde me quedo. Me pongo a secar la tienda sobre un carro y sale un abejorro de un nido y me pica en el brazo derecho, junto a la articulación del codo. Empiezo a creer que todo esto de las picaduras puede ser curativo. Duermo sobre la paja.