Noyelles-sur-mer – Brighton //
∞ Sueño ∞
Toni, Sabina y yo vivimos en una casa muy pequeña. Mucho desorden de Toni. Despliega sus cosas por todos los sitios. Pone su bici en mi habitación con un montón de cosas colgadas como un tendedero, ocupando toda mi mesa. Y esto, en general, por toda la casa hace lo mismo. A Sabina le da igual. Yo me pongo de muy mala hostia y aguanto un poco pero al final le digo que saque la bici de mi habitación, chillándole. Él lo hace pero es como si no viera el problema de su comportamiento, se pone a hablar de algo que ha visto en la tele. Salen un montón de hombres y mujeres de muchos colores y razas hablando haciendo mucho bullicio. Violencia. Dice entender la naturaleza del racismo, que es no gustarse a uno mismo.
Darse cuenta de esto está muy bien, pero por otro lado estoy dejando todo por medio, invadiendo mi espacio, con todas las cosas desplegadas por las habitaciones. Así es como más o menos tengo todo ahora. Estoy filosofando mucho pero tengo la bici parada con un montón de cosas encima y alrededor desplegadas. En el sueño esto no me permite el movimiento por la habitación de mi casa, lo cual me pone irracional, a punto de explotar. En la realidad no tengo casa. Estoy en un area de pique-nique, en el norte de Francia, en una zona pantanosa, en la desembocadura de un río, a unos 120 km de Calais y a unos 200 de París.
Son las 9:30 h, he desayunado. Tengo todo desplegado por la mesa de piedra del centro del área de picnic y la bici, aunque todo controlado. Mi misión es recogerlo todo antes de que se ponga a llover, que parece que vaya a pasar.
Estoy un poco harto de la bici, del viaje y de mí mismo pero no veo clara la salida. Todo es mucho esfuerzo y aunque estoy aprendiendo cosas sobre la vida creo que en mi vida está todo desplegado por ahí, desordenado. Tengo que encontrarle sentido a esto del viaje. El sueño es muy claro: Igual es tan sencillo como ordenar mis cosas.
Después del sueño, me despierto con el sol. No mola nada estar aquí. Anoche pasó un montón de gente con el coche alrededor de mí, incluso una familia ya anocheciendo. A las 7:30 h ha aparecido un cazador y se ha colocado frente a mí. Estoy turbado por el sueño. Aunque es claro no sé que hacer. Yo quería salir pronto y avanzar, pero me he puesto a ajustar la bici y me he pasado la mañana entera, horas, tratando de arreglar los cambios, sin tener casi ni idea aunque al final lo he dejado mejor. Un viejo de barba blanca se me ha acercado y me ha enseñado como funciona el tema del ajuste de los cambios.
Carril-bici junto a una carretera con mucho tráfico hasta Noyelles y Saint Valery, un pueblo de pescadores. Estoy rallado. Es domingo, hay mucha gente. No sé donde ir. Voy a un camping donde dos mujeres malcaradas me animan a no quedarme. Me compro un mapa, aunque me cuesta decidirme por cual. Sólo sé que voy a París, pero aún no cuando. Clem me ofrece su casa pero no veo su cariño…
Me lleno de naturaleza, aire y dibujo en le Cap Hornu. Veo una foca. Todo es espectáculo. Como no sé muy bien qué hacer, disfruto de estar aquí. Desde el camino a Cayeux veo un cartel que se mete en las dunas: «Crêpes, jambon…» y voy, sin pensar. Hay un circo. Es un restaurante en un camping. Me atiborro con un bocadillo de jamón y queso enorme y unas patatas fritas, cerveza y helado. Hablo con Clem, me muestra su cariño. Planto la tienda en estado catatónico.