Traquair ~ Eskdalemuir //
Llevo despierto desde las seis de la mañana y me lo estoy tomando con calma. He desayunado, estoy pendiente de que se seque la ropa, leyendo, meditando, haciendo estiramientos. Estoy muy bien aquí, muy protegido por los pinos de la posible lluvia y del seguro xirimiri y sobre todo de los midges, los minúsculos mosquitos de esta zona que se mueven en nube y pueden llegar a desquiciarte con mucha facilidad. Todavía me estoy recuperando emocionalmente así que seguiré en la tienda, calentito, hasta que me vea con ánimo para seguir hacia el sur.
Hago unos cuantos kilómetros cuando ya no llueve, por la tarde, por una carretera por la que casi no pasan coches hasta una milla antes de Eskdalemuir, donde me encuentro con el monasterio budista del que me había hablado Simon. Son las seis de la tarde.
Entro al recinto del monasterio. Un hombre me ve desde la cocina y sale a recibirme. Ian, que se llama, me invita a tomar una sopa. Me dice que si quiero quedarme aquí unos días, hable con George, el administrador, mañana a las nueve de la mañana. Esta noche, como no voy bien de pasta, decido acampar por mi cuenta. Salgo por una carretera hasta un lugar donde unos camiones maniobran con madera. Hoy es el solsticio de verano y hay luna llena.