2015.09.16

El Perelló ~ Tamarit //

Platja de l’Estany, 9:30 h.

Me despierto varias veces esta noche, se me ha desinflado la colchoneta. Ya venía pasando, pero hoy he amanecido con ella totalmente deshinchada. Me siento desmoralizado y cansado del viaje y no tengo ganas de levantarme. Hacia las 8:00 h oigo acercarse un coche y un tío que le dice a otro: «¡Venga! ¡date caña que hay mucho que hacer!». Y, mientras el coche se aleja, el ruido del motor es sustituido por el de una motosierra; el otro hombre está talando olivos a menos de veinte metros de donde estoy yo. Así que me levanto de sopetón y me pongo a recoger a todo meter. El trabajador, musulmán, que me ve y se me acerca, me hace alguna broma y después continua talando olivos. Bajo a la playa y desayuno en una pineda frente al mar las últimas cuatro galletas que me quedan de Tortosa y un chusco de pan. Se me acabó la comida definitivamente.

Continúo pasando por varias poblaciones por el paseo marítimo, que es interrumpido a veces por alguna urbanización. Voy paralelo al tren o cruzando a un lado y otro de la vía, subiendo y bajando. Un camino muy agradable que pasa por preciosas playas y pueblos encantadores. A la altura de la central nuclear de Vandellòs, tomo un camino de piedras paralelo a la AP7. Comienza a hacer mucho calor y hay desniveles muy pronunciados. En esas, pincho la rueda de atrás, ya no sé las veces que se me ha pinchado la rueda de atrás. Pasan unos motoristas y uno se ofrece a ayudarme pero me apaño bien solo. Es curioso cómo siempre pasa alguien cuando tengo un accidente o me pierdo aunque en todo el día no pase nadie por el camino. Recambio mi última cámara y continúo hasta L’Hospitalet de l’Infant.

Vandellòs, puente
Vandellòs, central nuclear

Recargo pilas en L’Hospitalet de l’Infant. El mar está muy revuelto y siento como me carga de energía.

Saliendo de l’Hospitalet, me tomo una birra y una ensaimada de crema en la panadería de un hiper gracias a que una amiga me ha ingresado un poco de dinero. Continúo por la A7 hasta Cambrils. Hago el paseo marítimo hasta Salou, son casi las 16:00 h. Cargo el móvil y el ordenador en la biblioteca del pueblo y en media hora salgo hacia Tarragona por carretera. Una vez allí, gasto el dinero que me queda en un supermercado y continúo la ruta buscando ya un lugar para dormir. Un amigo me recomienda por el WhatsApp la cala Romana, pasado Tarragona así que voy para allá. No me convence el lugar cuando compruebo que es una zona de cruising como me deja claro la visión de un señor que se pasea mostrando sus genitales aireados bajo una gabardina. Después de esta imagen veo salir de la playa a una pareja de recién casados a los que están fotografiando. El lugar es muy chulo y me doy un baño pero hay bandera roja y una socorrista casi me saca ella misma del mar. Este lugar es demasiado animado así que decido seguir hacia Altafulla.

Portaventura

Busco la Waikiki, una playa accesible por camino en donde estuve hace bastante tiempo y de la que tengo muy buen recuerdo. Aunque me parece localizarla intuitivamente en el mapa, la paso de largo pensando que está en Altafulla. Una lástima cuando me doy cuenta llegando a la desembocadura del río Gaiá, en Tamarit. Está anocheciendo y, en torno al río me meto por unos caminos que arrancan de unas dunas y penetran río arriba. Un espacio protegido en donde encuentro un rinconcito entre los árboles al lado del camino, justito para plantar la tienda. Como esta zona es un humedal está plagada de mosquitos que me pican sin parar mientras monto la tienda a toda prisa, sin poner siquiera doble-techo ni piquetas. Me duermo sobre las 22:00 h, después que se van unos niños y niñas gritones que estaban dando vueltas por la zona.

Tamarit, desembocadura del Gaià.

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