Logroño ~ Santurde de Rioja //
Salgo de Logroño hacia las nueve de la mañana con la intención de llegar hasta Santo Domingo o Grañón. Pedaleo de forma apacible, relajado, sin prisa, para ir entrando en la dinámica y no quemarme. Durante unos días voy a seguir el camino de Santiago, así que la previsión es que, durante unos días, voy a estar acompañado y el camino va a ser relativamente fácil. Enseguida, pasado el pantano de la Grajera, pincho la rueda de atrás. Mientras la cambio, hablo con un vendedor de refrescos que me dice que el GR99, el camino que pretendo recorrer paralelo al Ebro, es impracticable en mis condiciones, especialmente en el nacimiento.
Dejo atrás Navarrete y Nájera y tomo un desvío del camino que resultará ser muy accidentado, por lo que se me caerá el carro alguna vez. Me echo una corta e inquietante siesta corta junto a la iglesia de Ventosa; hay mucho viento y muchas moscas.
Desde Santo Domingo de la Calzada tomo una larga y recta carretera, saliéndome del camino de Santiago, dirección Ezcaray, con la intención de encontrar un lugar para dormir en las estribaciones de la sierra de la Demanda. Es curioso porque me dirijo a una montaña que iba viendo desde hacía rato y, sin una intención consciente, voy a llegar a ella; es como si la montaña tuviera magnetismo. Paro en Santurde de Rioja y subo a duras penas por un camino ganadero que se hará bastante horrible subirlo debido al carro. Mientras subo, andando, empujando la bici, me encuentro de frente un par de corzos. Voy comiendo endrinas que encuentro que, aunque aún están ácidas, me saben a gloria. A los lados del camino todo son campos vallados; hay poca perspectiva de encontrar un lugar llano para dormir y se está haciendo de noche. En un momento de la ascensión presiento que habrá un hueco en la valla y que podré entrar a un campo. Así será; ya anocheciendo, planto la tienda sobre un suelo muy inclinado, no he podido encontrar nada mejor.