Bràfim ~ Logroño //
Me levanto hacia las nueve de la mañana. Pasan varias motos de trial frente a mi tienda. Estoy en la ruta del cister, frente a una iglesia muy bizarra de Jujol que anoche estaba iluminada y que parecía el castillo de Disneyland. Recojo todo y sobre las diez sigo el camino hacia Bràfim, que está muy cerca. Pregunto a un hombre, pero me dice que la estación de tren más cercana está en Nulles, aunque no sabe si funciona, y si no, he de ir a Valls. Decido ir directamente a Valls y cuando llego, la estación está desierta. Voy al centro de la población y en la oficina de turismo me indican que en Valls no paran los trenes, que he de ir a la siguiente población, Picamoixons.
Llego allí hacia las 12:30 h y espero el próximo tren, que pasa a las 13:47 h. Duermo un rato sobre un banco de la estación, estoy muy cansado. Con el carro se me hacen muy pesadas las subidas, supongo que será acostumbrarse, pero creo que llevo excesivo peso. No hay nadie en la estación y no sé por qué vía entrará el tren, así que unos minutos antes de la llegada me situó en un lugar desde donde pueda fácilmente acceder a cualquier vía. Llega el tren un poco más tarde de su hora pero por la vía donde estoy. Un hombre que lleva una bici me ayuda a subir la mía con el carro. Me siento muy afortunado. No pago billete y me lleva hasta Lérida.
Una vez en Lérida, en la estación, pregunto cuando sale el próximo tren para Logroño. Solo quedan plazas en el siguiente, que es un Inter city, a las 15:15 h, un cuarto de hora más tarde. Compro el billete, desmonto las ruedas de la bici, el carro y preparo todo muy rápidamente para subir al tren. El responsable del tren me pone algún inconveniente con la bici, pero me instalo sin problema. Me siento de nuevo muy afortunado.
Llego a Logroño a las seis de la tarde. A las 18:30 h estoy en casa de mi madre. Me ducho y voy con ella al tanatorio, donde está Marisol, familia y amigos despidiendo a Eloy. Luego paseo con mi madre por la calle Laurel y el casco viejo.