Llevo la bici al Pere para que le haga algunos arreglos y luego vemos casas con Toni, Sabina, Oriol y Eva.
Por la noche, me subo a lo alto del muro de la casa bunker. La casa enigmática que está frente a la casa de Juan y Eva. Hago esto porque voy con mis amigos y estoy borracho, pero es algo que de forma inconsciente tenía ganas de hacer. Cuando estoy sobre el muro veo césped y una luz que viene del interior de la estancia e ilumina la hierba de forma un tanto espectral. Un perro pequeño me mira sin ladrarme. Le miro y miro hacia fuera de la casa y veo a otro perro situado justo igual, mirándome también, pero está acompañado de su dueño, un hombre alto y corpulento que también me mira con cara de pocos amigos.
Bajo del muro y mientras me voy yendo nombro a mis amigos, como si estuviera en un escenario y fueran los músicos que me acompañan en mi actuación: «Esther, Laura, Oriol y Toni». De esta forma los implico en la fechoría. El hombre se mantiene en su lugar con el perro mirándome como me alejo hacia la casa de las Villa.