Roses ~ Pals //
Castelló d’Ampuries, 10:00 h.
Hoy tenía previsto llegar al pueblo pero no va a ser así. Me he retrasado estos días con el coreano y hacer el cap de Creus por la costa ha sido como un paréntesis en el avance progresivo diario de unos 60 km al que estaba acostumbrado.
Me he despertado con la primera luz y he recogido rápidamente todo, con la precaución de que no me pillara nadie durmiendo dentro del dolmen. Una vez fuera del recinto, con todo preparado para salir, he dado una vuelta por la zona y me he encontrado con un menhir. Estoy en un asentamiento neolítico en la montaña sobre la bahía de Roses.


Cuando ya voy a marcharme, justo aparece un hombre de unos 70 años con un perro y me dice en francés: «Es usted un gran viajante». Yo le digo que vengo de Toulouse y él me dice: «Ah, es usted francés». Le digo que no, que vengo de Barcelona y le explico el recorrido. Me dice: «Bon courage» y nos apretamos las manos. Es curioso porque este hombre me habla directamente en francés, como si supiera que vengo de Francia… Considero estos encuentros como encuentros con ángeles guardianes. En el momento justo, encuentros que me cargan de energía y le dan sentido al viaje. Un momento después, aparece otro hombre francés, de unos 35 años, con dos perros. Nos saludamos y, al momento, antes de haber llegado a la carretera, me avisa desde lo alto, a la altura del dolmen, de que se me ha perdido un guante. Me lo entrega y continúo la marcha. Interesante que un día me encontrara otro guante, así que bien recuperarlo, pero si lo hubiese perdido no habría pasado nada.
En 20 minutos estoy en Castelló d’Empuries. Ahora el paisaje es completamente diferente. Plano, entre aiguamolls, con aves migratorias. Estoy en una panadería en el centro del pueblo desayunando y cargando el móvil. Ahora enseguida iré a Sant Pere Pescador.

El día ha tenido como protagonista al viento. Ha soplado mucho y lo sigue haciendo desde ayer por la noche, y me ha hecho el pedaleo más duro de lo que pensaba que iba a ser. Salvo esto, poco más. De Castelló d’Empuries a Sant Pere Pescador y de ahí a L’Escala, donde me he dado un baño que me ha sentado de maravilla. Luego, Torroella de Montgrí, tras haber arreglado el pinchazo de la rueda delantera saliendo de la playa, y por fin, Pals.

Pals, 19:30 h.
Llevo ya unas horas bajo un pequeño porche en la fachada de una iglesia gótica de Pals. Me he instalado aquí porque llegando se ha puesto a llover y, aunque no ha sido gran cosa, todas las previsiones de mis apps apuntan a que va a llover bastante esta noche y mañana por la mañana.
