2014.08.05

De algún punto entre Begues y Torrelles de Llobregat a Mas Mestre //

La noche ha sido dura: el suelo no era muy regular, he pasado algo de frío y algo de miedo. Miedo por si en medio de la noche aparecía un animal salvaje, un jabalí­ por ejemplo. Sin embargo, me siento descansado, lúcido, joven y, alucino cuando compruebo al mirar al horizonte, que las luces que veía al llegar a este punto anoche son las de Barcelona. Estoy cerca de Torrelles de Llobregat, en un punto elevado desde donde se divisa a lo lejos Barcelona y el mar. La sensación es de poder.

Cuando llego al centro de Begues compruebo que sólo dispongo de 4€ y tengo hambre. Me tomo un café y un bocadillo en un bar mientras cargo el móvil y leo un artículo que habla de Cioran, un filósofo rumano que supondrá un gran descubrimiento. Estoy un tanto preocupado porque no sé si me llegará con mi dinero para pagar el desayuno, pero confío en mi suerte. Al ir a pagar, Albert, el dueño del local, me cobra 3.85€, así­ que le dejo quince céntimos de propina. Siento que amo la vida, siempre que la interprete a mi modo y la viva con una cierta sensación de riesgo.

En Olesa de Bonesvalls, mientras hago unos estiramientos pienso que la vida te da lo que necesitas y que se puede viajar con muy poco dinero. Veo que viajar es necesario para saber lo que uno necesita y creo que tener más de lo necesario es perjudicial. Recordando la noche pasada compruebo que muchos de los miedos que tenemos son infundados.

Estirándome en Olesa De Bonesvalls
Estirándome en Olesa

Cuando llego a Mas Mestre no está Toni. Me hubiera gustado encontrarlo en casa, pero lo que me encuentro es mucho desorden y me amargo.

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